La piedra que los constructores han descartado se ha convertido
en la piedra más importante para los nuevos tiempos

Respuesta a una interlocutor inteligente

Gracias por las preguntas que nos ha hecho. Intentaré responder yo mismo, siendo el autor del ensayo «Algunas consideraciones» sobre el que usted comentó. Preliminarmente le diré que los amigos que han impulsado a la Compañía buscan todos un tercer tiempo del psicoanálisis, como seguramente ya ha podido leer en los textos que hemos hecho circular. La apuesta, que ya es el comienzo de una búsqueda, a la que invitamos a los psicoanalistas y a los «amigos del psicoanálisis», es tal que no intentamos obtener el acuerdo ni el desacuerdo con nuestras teorías, sino solo buscar «interlocutores inteligentes» que desean agregar su palabra en un debate libre.

Es por eso que usted es bienvenido(a) porque me parece que ha entendido el espíritu de nuestra propuesta.

Pasemos ahora a las preguntas.

1 – Usted dice que los futuros psicoanalistas fueron antes que nada analizantes, y es cierto, sin ninguna duda. Pero lo que proponemos es mucho más radical. Afirmamos que somos todos analizantes. Esto significa que no hay ningún psicoanalista antes de que alguien, dirigiéndose a nosotros, nos constituya como su propio psicoanalista; lo que se produce entonces es una especie de «milagro» que se renueva en cada sesión, si somos capaces de escuchar la pregunta que, de sesión en sesión, se produce y renueva. La sesión es el «don» que nos convierte en psicoanalistas (¡si es que hay del psicoanalista!). Fuera de la sesión, más allá del silencio que le ofrece, de una palabra tímida y respetuosa que se puede decir durante la escucha, no hay ningún psicoanalista.

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